Caña de azúcar: La necesidad de una mayor producción

El cultivo de la caña de azúcar tiene una predilección a ser producida en la costa debido a sus condiciones favorables climatológicas y del suelo, por ejemplo, la temperatura que es ideal en todo el año, el tipo de suelo vertisol y  el nivel de precipitaciones favorables.
Por lo general, buena parte de la producción de la caña de azúcar va destinada a la elaboración de azúcar; sin embargo, el biocombustible está tomando cada vez más parte.

En primer lugar tenemos a la industria azucarera, tan latente en el norte del país. En el ámbito local, está modernizándose y la producción está aumentando, por lo que en algunas temporadas hay un excedente de oferta.

Entre los principales problemas tecnológicos que limitan el nivel competitivo de la industria azucarera nacional, están el uso de variedades que datan de la década de 1930, que ocupan más del 90 % del área sembrada actualmente. Así mismo, las prácticas agrícolas que se utilizan en nuestro medio datan de la década del 70 y son aplicadas en forma ineficiente e inoportuna, y sin tomar en cuenta consideraciones de manejo integrado del cultivo ni buenas prácticas agrícolas, aspectos de suma importancia actual.

Por otro lado, como alegaron en su momento los empresarios azucarares, debido a problemas coyunturales y climatológicos -y no a una concertación camuflada- hubo un alza de precio, a pesar que internacionalmente estaba bajando su precio; por lo que el Gobierno tomó la medida de importar azúcar por cierto tiempo. Si observamos otros casos de licitaciones y judiciales, nos daremos cuenta que existen diferentes grupos que controlan este sector, por lo que se podría decir que más recomendable y rentable sería ingresar en el campo de otros derivados, esencialmente en el sector energético.

Recordemos que la energía es el elemento más importante en el desarrollo económico de un país, dado que su provisión y costo determinan los niveles de competitividad. A pesar que, por fortuna, el Perú cuenta con yacimientos de gas natural, nadie sabe -a ciencia cierta- por cuánto tiempo gozaremos de esta ventaja, más aún si se trata de un recurso no renovable que exportamos a otros países. Asumiendo que tendremos gas natural por veinte años -como han informado algunas autoridades-  bien podríamos utilizar esta “bonanza” para desarrollar nuestra propia fuente sustentable: la agroenergía. Dos décadas no es un período tan largo en la planificación de un país, no esperemos el último momento para preocuparnos.